Escápate. (Muestreo aleatorio)

Episodio 39
Escenario: salón de clase
Contextualización: clase de orientación
Repartición de hojas de papel donde nuestro cerebro tiene que encargarse de descifrarse a sí mismo, donde nuestra hermosa autoestima se infla al sacar a la luz todas las cualidades y nos enfermamos de vanidad al llenarnos la boca de elogios hacia uno mismo y admitir con modestia nuestras fallas, claro, siempre considerando que se pueden mejorar. Es un papel que se verá algo asimétrico en contenido, la columna de "lo bueno", siempre le ganará en tamaño a la columna de "lo malo", parecerá que le falta espacio a la primera, que la segunda es egoísta y debiera prestarle un poco de su vacío a llenar vanidades de sus usuarios. Todo esto anterior en mi afuera. En mi adentro lo siguiente:
El sentimiento es: terror. La respuesta es: indiferencia, "qué estúpida actividad!" Me trago el miedo. Cómo vacío yo mi alma aquí, cómo digo que soy una mierda y que además de saber eso no sé más nada. Sentimiento: infinita incomodidad. Apariencia: cool. "Decime algo bueno mío ahi". Gesto: risa encubierta. Pensamiento: Profesora, déjeme en paz. Solución ideal: escapar. Solución real: Una escogencia aleatoria de lo que sé se reparte entre las hojas de la población presente en esa caja adiestradora de almas optimistas (el aula), y tomar como ciertas las zoquetadas que dicen saber de lo que soy, y mientras una de mis cejas se levanta disimuladamente en objeción, mi cabeza conducida por el sentido común asiente y sonríe y mi esclava mano anota presionando el lápiz como obligada. Y termina ese momento con el timbre, y suspiro y me siento aliviada aunque sé, que como éste vendrán muchos más.

Episodio 187
En una cama de un extraño, de sangre del conocido que está acostado a mi lado, conocido éste que cree conocerme, en un momento que me asusta, pero en vez de encararlo sólo sé, que esperaré a que se acabe, y así resultar ilesa (ilesa?). Está bien, menos traumada, de ese sitio de donde salgo cada vez más entrenada para golpearme con pensamientos asesinos de esperanzas. Pero mientras el momento siga, mi mirada estará vacía, enfocada a no comunicarte nada, ni miedo, ni amor, aunque diga te amo y sienta miedo, mi mirada dice cero. Tú intentas besarme, me dejo, me besas y yo quiero escupir. Lo siento, eres mierda para mí en este momento, yo sólo quiero encaramarme a la ventana y escapar, pero me quedo, hasta que pasa ese momento y de todas formas me libero, aunque sin escapar.

Episodio 192
Otra vez! Otra maldita vez estoy planeando matarte y queriendo morirme, y a la vez tragándome planes y deseos para así escoger la vía del esperar. Esperar pacientemente a que pasen los segundos y se conviertan en minutos, a que pasen los minutos y se conviertan en horas, sin más... Aunque con esto sólo logre que pase mi vida y se convierta en muerte, sin más...
Y voy en la noche oscura arrastrada por tu mano apurada por vivir que no entiende que mi alma, apurada por morir rápido no busca ni desea velocidad al caminar. Yo no entiendo que no siento miedo sólo porque estoy contigo, yo quiero escapar de nuevo, esta vez de ti, de tu olor y tu mirada, de tu aliento, no quiero verte, no quiero sentirte, el por ahora o el nunca más parecen ser mi dilema, escogo el primero mientras tanto y digo te amo por si acaso si algún día lo vuelvo a sentir, todavía estés allí. Al final del día, por fin escapé exitosamente (exitosamente?) de ti. Llego a mi soledad y algo me golpea de frente. Te extraño. La rabia, la estupidez, la incoherencia de mi desbalance químico me sobresalta, me abruma hasta hacerme rendirme y pensar: No lo entiendo, no lo entenderé nunca. Y fue allí cuando me di cuenta de que hay más negro que el negro, que mi negro de antes era más gris, ya que aunque nunca escapaba realmente de situaciones ni de personas sino que simplemente las dejaba pasar, simpre existía la posibilidad, podía en cualquier momento invadirme la valentía y hacerlo, escapar, gritar, decir fuera!, salir. Pero esto que se me antoja ahora no es posible, ni viable ni factible. Escapar de mí.
Si pudieran escuchar, los gritos mudos de adentro