Cuando me besas me jodes. Me jodes la trama entera, de la novela que había inventado donde moría de dolor. Me jodes las ganas de dormir sola en las noches, de llorar sin motivo alguno. Me jodes la tristeza que pasé toda la tarde construyendo intentando sacarla de tu mirada, o de tus manos, o de mi espejo. Me jodes las ganas que tenía de irme y no verte más, de irme y no hablarte más, de no llamarte, de acabarte y acabarme. Me jodes el adiós que había ensayado por terror a ser feliz, por ganas de ser miserable. Pero tus besos nunca duran, nunca duran para siempre, y me toca ser la misma que se inventa una novela, que llora noches en vela, que quiere irse y dejarte. Dejas de joderme y me jodo, y vuelvo a ensayar ese adiós.